lunes, 22 de octubre de 2018

Especulación

Cuando dos espejos se encuentran y deciden mirarse el uno al otro, descubren que se reflejan infinitamente; también se descubren viendo, sin querer, el infinito; quizá, se puedan ver siendo la imagen del infinito en el otro espejo. Se pueden asustar con la evidente imagen luminosa que reflejan, la cual da forma visible a la inmensidad, antes oscura. Si abruma tanta claridad, un espejo puede querer romper al otro, o puede sentir quebrarse; inevitablemente, las partes rotas, desintegradas, formaran un laberinto que verán otras infinitudes; si el otro espejo no se deforma en la locura de ver tantas pequeñas formas que toma el misterio y permanece íntegro en su conciencia de espejo, imagen y reflejo, quizá pueda disolverse en el paisaje más deseado. Si ambos espejos deciden no deformarse, ni rajarse, integrando toda imagen de todo el laberinto espejado, quizá puedan volverse y juntarse detrás con detrás, aliar sus espaldas de oscuridad, y ya descubrir que son más allá de toda imagen, una nueva y posible eternidad, habitando detrás de todo espejo, como un misterio que esperaba ser como el amor, velado y revelado.