Era la noche de un día que había resultado muy largo y tensionante...
Había empezado con una usurpación ilegal al Centro Cultural y Social El Birri y un secuestro a un compañero por representantes del estado.
Ahora, en la noche, en uno de los tantos encuentros con la
gente que acompañaba la alegría de la resistencia y la lucha, la
Nancy me contaba que esa mañana, en su trabajo,
se empezó a sentir el barullo de sirenas y un gran movimiento en el
destacamento policial cercano. Pensó que algo
realmente grave y peligroso estaría sucediendo en la ciudad para que haya tal despliegue de las
fuerzas policiales.
Luego, al rato, le llega un mensaje que
se expandió tan fuerte y espontáneo como un grito de auxilio: "la
municipalidad y la policía tomó El Birri. Quién pueda acercarse
que vaya. Correr la bola!".
Se quedó pensando.
¿El despliegue policial que se
escuchó, con varios móviles y camionetas, será por esto?
No -se dijo Nancy-, ¿al Birri? ¿Mover
semejante ejército? No, imposible... ¿para qué? Si en El Birri, nadie
practica la violencia, hay una postura ideológica, un
posicionamiento político en favor de la palabra, del diálogo, de la horizontalidad y el cooperativismo, de la
expresión libre junto a otros y a otras... No, imposible...
Y uno, y una, ante un grito de ayuda,
asiste, acude, se moviliza. Desde la inundación 2003, y desde antes.
Y qué estupor causa darse cuenta que
un ejército de municipales y policías estaba destinado a invadir de
manera brutal un lugar que trabaja por la paz (mas no por la pasividad).
Entonces, nos preguntábamos: ¿Qué
nos pasa a los santafesinos? Estamos locos. Estamos todos locos...
es lo que podría decir también la tele.
El mensaje de la Caro en mi celular, a
las 10:39 del 15/02/2013, decía "Estan desalojando el ctro cult
birri!!! Precisamos ayuda y apoyo para impedirlo!! Por favor
difundirlo! Gracias".
Y el medio masivo ellitoral.com, hipócritamente y casi en simultáneo, ponía en un pasado remoto la existencia de El Birr y decía: "la Municipalidad decidió rescindir el contrato de comodato del edificio donde funcionaba el Centro Cultural El Birri".
¡Pero El Birri estaba y está más vivo que nunca!
Porque nació como una respuesta ante lo injusto y nos despierta más encendidos y bravos cuando los responsables de la miseria actual muestran la cara y sus colmillos para seguir con sus fechorías.
Y uno, y una, va a brindar su ayuda, su
apoyo, su presencia. Porque... ¡Por tantas razones! Incluída el asco que dan los que se creen poderosos.
Y pasa el tiempo, y metido en el gentío
que se arrima a ayudar, se van compartiendo charlas, sonrisas,
experiencias.
Y ahí se va aprendiendo la historia que vamos haciendo juntas las personas; la que vamos caminando sin
saber que damos los pasos en el mismo sentido estando en diferentes
lugares del barrio, de la ciudad, de la región...
Y vas re construyendo la historia, con
parte de todas esas experiencias.
En la noche, seguí la conversa...
Con alguien que lleva a la Revuelta
adentro y con otro que está lleno de historias de hombres Rojo y
Negro (y azules... diría otro alguien), conversamos de los
personalismos en la política. Porque ninguno de nosotros veía un
"candidato" que transformara las injusticias, las mentiras,
las indignidades y la pobresa material y simbólica con que nos
topamos las personas, de diversas maneras y distancias, en algún
momento del día.
Y cómo ver en 1 persona el cambio. O
en un partido tradicional.
Hacíamos bien en no ver el cambio, la
transformación, en 1 persona sola.
Porque en ese preciso instante de alegría
estábamos entre muchas personas que fueron protagonistas en cambiar
el rumbo que quiso imponer (por orden de alguien) un ser pequeño, de manera violenta y arbitraria, a un Centro de Cultura Popular.
Porque de una manera u otra, en el
momento en que se decidió recuperar el espacio ultrajado, nadie
tenía una fórmula, un libro, un certificado o un diploma que diera
cuenta de cómo se podía reparar una injusticia, una ilegalidad.
Fue entre todas las personas que
defendemos la pluralidad y la salud democrática que se construyó
esa forma de justicia, lo que le daba más alegría a esa noche
coronada de estrellas y una bella media luna.
Con un sólo acto de los representantes
del Municipio Santafesino, se cayeron miles de estanterías dedoctrina y jurisprudencia jurídica nacional e internacional.
Decenas de abogados, recibidos en
nuestra ilustre UNL, que asistían al llamado de auxilio del Centro
Cultural presenciaban la vulneración de los derechos más elementales y la destrucción del patrimonio del Estado Nacional (y de toda pirámide jurídica) por representantes del gobierno municipal.
- ¿Y el amparo? ¿Cuándo lo hacemos?
-preguntaba un bachiller universitario en ciencias jurídicas.
- Y... esta tarde nos juntamos... a
hacer el amparo -respondía un abogado de la UNL, que al igual que
todas las personas presentes, impedían en la puerta del andén el
ingreso de más gente con diferentes uniformes y aspectos, con más
materiales y herramientas para seguir... construyendo qué...
poniendo en valor qué... En los hechos concretos: destruyendo
construcciones sociales y enseñando formas obscenas del actuar
humano.
El daño hay que hacerlo todo junto,
diría Neustad para justificar todo el saqueo y angustias de los 90.
Corralito, 20 años después, sigue repitiendo en acto aquélla
tenebrosa ideología.
Sí, a la noche, en la puerta de El
Birri, ahí había otra cosa:
Había gente generando cultura de la
pluralidad y la inclusión. Para aprender entre todas las personas,
cosas distintas que también nos hacen iguales.
Quizá por eso no había escenario.
Había una circunferencia con un centro.
En el centro se mostraba y en los
alrededores se sostenía, se cuidaba.
Y ahí, en el centro, pero más en el
centro que las músicas, los músicos y, las y los, artistas: mujeres
bailando libres, energía viva y alegre, la vida humana
danzando, latiendo.
Cuando la noche permitió comunicarse en
comunión, sin sobresaltos, sin golpes inesperados, nos dimos cuenta que tenemos medios auténticos para generar salud, alegría y encuentro; para sostenernos y ser productores de cultura, basada no en valores de papel, sino en vínculos sanos y solidarios.
Algo realmente Nuevo brota desde el pié, desde los cimientos y al abrigo de una estación que levantaron nuestrxs abuelxs. Sigamos construyéndo nos en esta verdadera fiesta de la gente.
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