viernes, 16 de enero de 2009

"Por qué" me pregunto mientras como esta exquisita alita de pecho asada. Y esa pregunta -sin saberlo- coincidía con la del palestino que, en medio de la masacre de la que estaba siendo víctima todo su pueblo por el moderno ejército del estado de Israel con el apoyo de Estados Unidos, también preguntaba "por qué".
Dos personas, dos geografías, una pregunta.
Y Dios no me responde; a ninguno de los dos. Y sé que mi analista, aunque ahora esté de vacaciones, tampoco me podría responder esta pregunta esencial.
Busco alguna frase en mi memoria: "La paz es lo que queda cuando todo conflicto se disuelve en la llama de la comprensión" (según Jiddu Krishnamurti); pero aquí la paz, la llama y la comprensión vuelan por el aire todo el tiempo por misiles y bombas.
Tal vez erre en la pregunta, quizás un "para qué" me ayude a tragar este bocado que ahora mastico infinitamente y que trato, siempre mentalmente, de compartir con todo el que sufre la sinrazón.
"Para qué" y mi estómago hace un borborigmo que suena a manifestación, gritos y basta con rabia...

No hay comentarios: