Sensibilidades en relación

Al igual que en el medio ambiente en el que viven los microorganismos anaeróbicos (bajo agua o en atmósferas sin oxígeno) no pueden vivir los microorganismos aeróbicos (salvo adaptación para obtener oxígeno), las personas sensibles no pueden vivir en entornos creados por personas insensibles (hablamos de intensidades resonando en los sentidos) salvo adaptación para atenuar su sensibilidad; el efecto en la persona sensible -en relación dialéctica con la insensible, por así llamarlas- es el "stress" del organismo y su rápida disgregación en el flujo de la vida. (Se podría hablar de la sobrevivencia del más adaptable a la sensibilidad dominante).

Quizá suene muy severo, muy tajante, pero es una cuestión de climas, de paisajes; es el clima de una cría mientras es amamantada en relación al clima reinante en una situación donde una madre es separada de su cría con hambre; o el clima de un niño o niña jugando en cercanía con adultos enfocados en una tarea en relación al clima generado por personas adultas que irrumpen de manera angustiante en el clima de los niños y/o las niñas; es un paisaje con interacción entre personas de toda edad en relación al paisaje con un televisor o radio sonando más que cualquier voz y grupalidades sectorizadas por algún tipo de clasificación... En un paisaje, la sensibilidad de los sentidos para reconocer y habitar climas será diferente que en el otro. Pero ambas son realidades humanas; y en este terreno de lo humano, no hay separación en especies de diferentes reinos, color o razas.

Quizá aceptación sea la palabra que pueda utilizarse como herramienta de adaptación, en relación dialéctica con la palabra oposición. La oposición no acepta la aceptación; y la aceptación acepta la oposición y la no oposición.

Visto así, nos acercamos a una mirada donde la diferencia entre los elementos en relación es una cuestión de integrar realidades: la propia y la no propia, la cercana y la lejana, la presente y la que viene... más que definirse por encarnar el significado (siempre en movimiento) de una palabra.

Encarnar en la Tierra un clima interno de respeto e integración con las diferentes partes en relación, es ser parte de un paisaje humano que genera en el suelo terrestre una atmósfera de crecimiento, expansión y salud, tan necesaria para la vida humana como el oxígeno que brindan los árboles.