miércoles, 14 de septiembre de 2016

Juan y la Micropolítica 02

Juan estaba cansado de picar ladrillo.
Se había roto la máquina de cortarlos.
Todavía le faltaba hacer las juntas de toda la galería...
Cuando volvió el contratista salió de la obra.
Por un rato; a comprar porrón y un pan.
Le llamó la atención un papel tirado, en la calle de arena.
Leyo y entendió que era una canción:

"Oid mortales este canto que canto
entended la diferencia que tiene con el llanto
aunque si lo oís ya es un gran tanto
si sentís es que no habeis muerto de espanto.

Siempre será así vuestro presente
la confusión reinará en parte de la mente
ahora, no penseis que la mente es 1 solamente
presente, pasado y futuro es infinito eternamente.

Diferenciad entre vuestras herramientas humanas
podés usarlas todas y sólo necesitareis calma
silencio, voz, piel, cerebro y alma
todas creadas por unión de conciencias hermanas.

Se hermanaron para vuestra creación
solas no podían aunar toda la atención
la conciencia es cuestión de con/centración
y es una fuerza que se expande como explosión.

Bienaventurados los coherentes de corazón
dueños del tesoro más valiozo de la razón
es una brújula que guía siempre a la pasión
a cada instante podreis corregir la dirección.

En este mar inmenso cuya lágrima vais conociendo
ya podés intuir que sois mares y os veis creciendo
os espejais en peces plateados que os van diciendo
que sabés todo y la nada que nada os va moviendo.

Si os sentís ahogados puede que simplemente estais cansados
hacéd la plancha, sacudid la arena, sentios calmados
observad el cielo y las aves, escuchad a esos seres alados
cerrad los ojos y oíd este canto que os ha salvado...

estais respirando mar: ¡sentiros alabados!"

Juan no entendió bien de qué se trataba.
Sonrió al terminar de leer.
La chica de la despensa le preguntó por qué reía.
Era por la canción. Es extraña, dijo.
Se la dejó a la chica al irse.
Ella la leyó y, sin pensarlo, le dieron ganas de ir al río.
Lo invitó al novio que no tenía ganas de ir.
Le dejó el papel; que la aguante un rato, ya venía; y se fue.
El la miró con ganas, yéndose.
Leyó la canción sin darle mucha importancia.
Y se puso a inventar una cumbia.
Hizo una letra con algunas palabras que le gustaron.
"Sos la dueña de mi corazón
si tu te vas pierdo la razón
mar y brújula en esta pasión
yo sin vos no tengo dirección".

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