Sí
Así fue.
Ayer morí.
Lo hice
como una persona
en Siria. Caí bombardeado de
mentiras.
(En Siria moriría
bombardeado de Verdad).
En Siria moriría en
serio, aquí muero como poesía.
Porque la poesía
también muere cuando sabe
de niños y niñas que no sintieron la
plenitud de la vida;
entonces, como yo, la poesía muere con ellos y
ellas;
tratando de cantarles un verso al oído (de Violeta, quizá);
antes de que cierren sus ojos para abrirlos en la eternidad
les
muestra lo incierto del rocío o la magia de la nieve.
Espero, como la
poesía, volver a nacer del amor entre personas,
o de 1 detalle
imperceptible que se transforma en maravilla.
No puede ser el
morbo el motor de la vida.
La poesía si así
nace, se suicida.
Lo hace
amorosamente, dignamente,
decididamente, como actúan las personas
que creen que la poesía de la vida
que creen que la poesía de la vida
no está perdida.
Así...
Saltamos
de la mano,
hacia el silencio.
La poesía sólo me
miraba.
Sentí que podía
hacerse libro
con una de mis lágrimas, y no: callaba
y me
acompañaba. Entendí su grandesa
humana
ante la gente inhumana, me mostró un universo
de versos
gloriosos esperando que callen bombas y balas.
En esos paisajes
estelares la risa de niños y niñas brotaba sin rima,
los adultos
sanábamos y volvíamos a ser 1 con la vida, la tierra y la poesía.
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