miércoles, 21 de diciembre de 2016

En el muro de faithbuq




Así fue.
Ayer morí. 
Lo hice como una persona
en Siria. Caí bombardeado de mentiras.
(En Siria moriría bombardeado de Verdad).
En Siria moriría en serio, aquí muero como poesía.
Porque la poesía también muere cuando sabe
 de niños y niñas que no sintieron la plenitud de la vida;
 entonces, como yo, la poesía muere con ellos y ellas; 
tratando de cantarles un verso al oído (de Violeta, quizá); 
antes de que cierren sus ojos para abrirlos en la eternidad
 les muestra lo incierto del rocío o la magia de la nieve.
Espero, como la poesía, volver a nacer del amor entre personas, 
o de 1 detalle imperceptible que se transforma en maravilla.
No puede ser el morbo el motor de la vida.
La poesía si así nace, se suicida.
Lo hace amorosamente, dignamente, 
decididamente, como actúan las personas
que creen que la poesía de la vida
 no está perdida.

Así...

Saltamos 
de la mano, 
hacia el silencio.

La poesía sólo me miraba.
Sentí que podía hacerse libro

con una de mis lágrimas, y no: callaba 
y me acompañaba. Entendí su grandesa humana

ante la gente inhumana, me mostró un universo
 de versos gloriosos esperando que callen bombas y balas.

En esos paisajes estelares la risa de niños y niñas brotaba sin rima, 
los adultos sanábamos y volvíamos a ser 1 con la vida, la tierra y la poesía.

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